sábado, 5 de abril de 2014

Día 242 - Desde la mente HACIA lo FÍSICO

Me perdono a mí mismo el haberme aceptado y permitido a mí mismo buscar razones para levantarme en y como la unicidad e igualdad conmigo mismo, dentro del punto de partida de ‘justificar’ por qué es que yo estoy levantándome dentro de y como estos principios, sin darme cuenta que estas razones que estaba buscando tener para levantarme en y como la unicidad e igualdad se volvió una excusa para NO LEVANTARME en y como los principios de vida, donde yo mismo me programé en mi mente a encontrar estas justificaciones para levantarme, de lo contrario, no me levantaría – y así lo que hice fue crear toda esta consecuencia de ‘si no hay razones para que yo pueda levantarme, entonces no lo hago’.

Me perdono a mí mismo el haberme aceptado y permitido a mí mismo limitar la consciencia de mí mismo, de esta unicidad e igualdad física a través de buscar razones para que yo mismo en mi mente encuentre válido dejar ir una energía, un pensamiento, una idea, una creencia, un juicio, una reacción, sin darme cuenta que no es requerido razones para que yo me levante dentro y como la unicidad e igualdad física, más que la decisión misma de ‘¿a qué me voy a alinear?’ A la mente, creando capas de mi existencia, creándome como una sustancia mental consecuencial, a la ilusión, a lo que es creado a través del acto de pensar, de sentirme vivo a través del subproducto de energía o, a la Unicidad e Igualdad, lo real, lo físico, la vida, lo que es ver sin velos, sin ideas, sin creencias, sin juicios, sin interpretaciones, sin pensamientos, sin energías, creándome a mí mismo como una expresión de vida, como la sustancia de vida.

Me perdono a mí mismo el haberme aceptado y permitido a mí mismo no haberme dado cuenta la influencia que tienen mis propias palabras, mis propias decisiones momentáneas como ‘voy a tratar de justificar el por qué me estoy levantando en unicidad e igualdad’, donde me he permitido caer deliberadamente por no encontrar las razones para levantarme, sin darme cuenta que ‘la razón’ por la cual me levantaré en unicidad e igualdad que estoy tratando de encontrar, está basado en la aceptación en mi mente de esa razón, y por lo tanto, la razón para levantarme variará de acuerdo a mi mente, a lo que yo diga en mi mente ‘es válido’ – en lugar de esta decisión de alinearme a la unicidad e igualdad física en mi proceso.

Me perdono a mí mismo el haberme aceptado y permitido a mí mismo no haberme dado cuenta cuáles son las consecuencias de levantarme por una ‘justificación’, la cual puedo ver que si yo me levanto por una justificación y ésta luego deja de ser válida, entonces ¿qué pasará? me permitiré caer y volver a alinearme a la mente, a los programas, a las energías, a los sistemas y constructos – por ende, mi levantamiento debe ser absoluto, no desde una justificación, ya que de esa manera me permito acumular/construir consciencia de mí mismo dentro del punto de partida de ‘unicidad e igualdad con uno mismo’, en lugar de ‘la justificación por la cual yo me levanto en unicidad e igualdad’.

Me perdono a mí mismo el haberme aceptado y permitido a mí mismo a pesar de ya saber qué es real y qué no lo es, volver a permitir y aceptar las dimensiones y multidimensiones de mi mente seguir existiendo, aferrándome a ello, donde enfrento ese momento de ‘me doy cuenta de que en unicidad e igualdad esto no existe, es una ilusión’ o ‘me doy cuenta que yo decido cómo esto existe o puedo diseñarlo, construirlo y especificarlo por mí mismo’ o ‘me doy cuenta que esto puedo redirigirlo’, sin embargo no uso mi propio poder y potencial creativo/creador para crearme a mí mismo – y en su lugar, me permití seguir en la ilusión de la mente, dentro de la conciencia con cómo ésta la he diseñado, programado, configurado acerca de ‘cómo veo la realidad’ y ‘qué es real’ cuando estos puntos de hecho son programables, configurables, estructurables, en otras palabras, yo decido qué permanece como ‘parte de mí mismo’, como ‘parte de la existencia’, como ‘qué crearé aquí y se mantendrá como yo mismo’ desde el punto de partida de unicidad e igualdad conmigo mismo física.

Me perdono a mí mismo el haberme aceptado y permitido a mí mismo no darme cuenta, ver y entender que se trata de mí decisión en términos de qué permanece, qué se va – soy yo en mi principio directivo dirigiendo, creando, especificando, definiendo, redefiniendo, estableciendo, diseñando, programando quién soy yo, cómo soy yo, qué vivo, qué veo, qué es real, qué es de valor, es decir, yo puedo realmente colocarme en esa posición de ‘unicidad e igualdad’ donde me levanto ‘uno e igual’ a mi poder creativo, a lo físico, a mi mente donde entonces yo puedo dirigir.

Me perdono a mí mismo el haberme aceptado y permitido a mí mismo no ver, entender y darme cuenta que mientras me mantenga en la idea, creencia y percepción de superioridad e inferioridad, que hay cosas que valen más, que hay algo más fuerte, más poderoso, que hay algo más débil, que hay víctimas, entre otras personalidades en mi relación conmigo mismo y la existencia como un todo, no seré capaz de levantarme como la sustancia de vida, como mi poder creativo en su máximo potencial, porque todavía estaría creando separación, desigualdad, superioridad e inferioridad conmigo mismo, con mis personalidades ya existentes, al punto que creo es real y toma posesión total y completa la energía, las personalidades, los pensamientos, las ideas, las creencias, como también esto reflejándose en el sistema mundial donde hay superiores e inferiores, y todo como consecuencia de nuestra abdicación, separación y desigualdad con nosotros mismos y esta existencia física como un todo.

Me perdono a mí mismo el haberme aceptado y permitido a mí mismo no querer reconocer que yo realmente puedo cambiar, puedo detener mis personalidades, puedo levantarme y hacer aquello que es mejor para todos, sin embargo no lo quise reconocer porque he permitido mis pensamientos y la energía dirigirme a mí mismo deliberadamente con creencias de mí mismo de ser débil, de ser una víctima de mi mente, de culpar a mi mente, de mi realidad, de otras personas, de definirme en mi mente, y como tal, no he querido dar ese esfuerzo por levantarme de todo ello y pararlo, corregirlo y cambiarlo – y ahora me doy cuenta que sí, yo puedo hacerlo en cualquier momento el reconocer la unicidad e igualdad, reconocer en honestidad como mismo qué hice, el parar y alinearme a esa unicidad e igualdad física.

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