sábado, 23 de noviembre de 2013

Día 214 - Miedo a lo desconocido, parte 3

Éste post es continuación de:

Dimensión de Miedo:

-Miedo a la infidelidad:


Recuerdo cuando era un niño (7-9 años) mi primo tenía muchos juguetes y le pedí si podía jugar con alguno, y me decía que no, y no los estaba utilizando, yo insistía en que me deje jugar porque no los estaba utilizando, ahí yo lo percibí egoísta, mal intencionado, y yo dentro de mi deseo de jugar y viendo esa posibilidad de que sí puedo jugar, sólo que él es malo, es egoísta, yo quise jugar con los juguetes y ahí él se me acercó como queriendo quitarme el juguete y yo lo tomé y se puso a llorar cuando se lo quite de las manos, y recuerdo que yo acumulaba mucho enojo hacia mi primo por no prestarme lo que él tenía al punto donde lo vi como malvado, egoísta y mal intencionado, pero de hecho, eso mismo es lo que me estaba convirtiendo yo, era mi propio reflejo al ir tras un deseo, porque si hubiese aceptado su posición y acepto que no puedo jugar con ello, entonces no tendría que volverme agresivo al punto de pegarle. Mi papá subió corriendo y me pegó, y cuando me pegaban recuerdo que siempre me enojaba con ellos porque lo veía injusto, que yo no debía ser golpeado, y luego lo veía a él tranquilo, jugando y yo más enojado estaba porque a él no le pasaba nada, al punto donde quería vengarme de esa situación, quería que él reciba lo que yo recibía, como dándole su merecido. Así que, cuando me pegaban mis padres yo me enojaba con ellos, porque me hacían sentir dolor, o porque lo veía injusto y repasaba en mi mente la situación y el dolor, y en éste evento de la computadora, era nuevo para mí, es decir, ellos se enojarían si se rompe la computadora, por lo que hice? O no? Y si lo hacen, me pegarán? No quiero que me peguen! Qué voy a hacer? No sé qué pasará, no tengo escapatoria, voy a tener que enfrentar eso que no sé qué será!

Me perdono a mí mismo el haberme aceptado y permitido a mí mismo temer qué pasará si enfrento una situación a la cual me doy cuenta de mi responsabilidad y que como soy participe, tengo que dirigir de acuerdo a qué voy a aceptar y permitir y qué no, al enfrentar algo nuevo, en donde recuerdo que temía qué pasará si mis padres se enteran que la computadora no funciona adecuadamente debido a lo que yo hice, como miedo a lo desconocido y en ese momento, recordar también anteriores situaciones donde mis padres me pegaban por ver que me portaba mal o hacía cagadas para ellos, y debido a éste punto de recuerdo de pasarla mal, imaginarme lo que podría pasar si acepto mi responsabilidad para mal, como consecuencias negativas para mí, de manera que no acepte mi responsabilidad y me retracte de tomarla y dirigir la situación de acuerdo a qué es aceptable y qué no.

En el momento y cuando me vea temiendo qué pasará si enfrento una situación a la cual me doy cuenta de mi responsabilidad y que como soy participe, tengo que dirigir de acuerdo a qué voy a aceptar y permitir y qué no, al enfrentar algo nuevo – me detengo y respiro. Me doy cuenta que al enfrentar situaciones de responsabilidad, lo que está en juego es quién yo soy en ese momento y por ende, quién yo soy como la palabra viva en esos momentos, es decir, cómo me aplico como palabra viva y en consideración de qué.
Me doy cuenta que lo que puedo ver en mi mente como consecuencias negativas para mí es lo que los demás podrían aceptarse y permitirse de acuerdo a mi aplicación, lo cual en ello puedo ver qué temo perder o qué temo recibir, en vez de firmemente tomar responsabilidad y ver cómo hacerlo como un acto de honor y respeto a mí mismo, y consideración al reconocer cómo puedo expresarlo al individuo en conocimiento/consciencia de cómo es/cómo puede entenderme.

Me comprometo a mí mismo a recordarme que tomar responsabilidad y darme dirección es crucial ante la situación que estoy enfrentando, en donde considero honestidad como uno mismo en ver cómo abordar la situación al considerarme a mí mismo en primera instancia en totalidad como cuerpo físico humano, mente y ser para ver qué es tolerable/aceptable y permitido, y qué no, en segunda instancia al otro individuo como yo mismo como cuerpo físico, mente y ser/lo que conozco del otro individuo como quién es/cómo es/qué permite y acepta, etc. como un momento de consideración para acordemente actuar en consideración, honor y respeto.

Me perdono a mí mismo el haberme aceptado y permitido a mí mismo imaginarme lo peor que me podría pasar, al enfrentar algo nuevo, definiendo ese momento de miedo a lo desconocido como la posibilidad de pasar un mal rato, en donde recuerdo cuando no andaba la computadora adecuadamente, y yo veía que esto es por mi culpa y que por ende, por ser mi culpa, por mandarme yo mismo la cagada como dirían mis padres, temía ser golpeado, temía la posibilidad que podría existir detrás de ello como consecuencia.

En el momento y cuando me vea imaginándome lo peor que me podría pasar, al enfrentar algo nuevo, definiendo ese momento de miedo a lo desconocido como la posibilidad de pasar un mal rato – me detengo y respiro. Me doy cuenta que al imaginarme lo peor que podría pasarme si tomo responsabilidad no estoy considerando en lo absoluto quién soy al tomar responsabilidad y cómo puedo realmente dirigir la situación de manera que realmente haya real consideración por mí mismo y por los demás individuos implicados al ver la situación dentro del contexto del honor y respeto, ya que me doy cuenta que veo la situación en mi mente de acuerdo a qué considero.

Me comprometo a mí mismo a considerar quién soy al imaginarme lo peor que podría pasar, y en ello investigar, exponer y evaluar qué estoy considerando al imaginarme lo peor, qué es lo que me lleva a imaginarme eso, y luego en sentido común evaluar y comprender cómo llegar a honrarme y respetarme a mí mismo y considerar a los demás al tomar acción.

¿Cómo es que llegué a resistirme a pasar un mal rato? 

Caminaré la resistencia en mi próximo blog.

Gracias.

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